lunes, 3 de septiembre de 2012

Los pasillos eran un hervidero de gente



Las historia volvía a repetirse. Después de tres años de cierta tranquilidad, la empresa lanzaba otro "globo sonda": sería necesario un nuevo expediente de regulación para intentar conseguir el reflote de un buque que permanecía  a la deriva desde hacia ya varios meses.

Los apartados del edificio, conocidos como "vending", en los que los trabajadores aprovechaban para quitarse presión durante unos breves minutos a lo largo del día, se habían convertido en verdaderos hervideros de rumores.

"Estoy seguro de que el número de despidos que baraja la empresa es de 200. Los resultados del último cuatrimestre han sido malos, con una reducción en la publicidad de casi un 20%", comentó una de las personas que más años llevaba en la empresa, mientras removía constantemente la cucharilla dentro del vaso de café.



"Entiendo que la empresa tendrá en mente otro tipo de soluciones antes de echar a la calle a tanta gente",  añadía otro de los posibles afectados. En un breve espacio de tiempo recordé el primer día que atravesé la puerta del que sería mi primer y, hasta ahora, único trabajo. Había conseguido empezar a trabajar antes de finalizar la carrera y eso era un logro.

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